Angelo Poliziano el príncipe de la cultura del siglo XV

Angelo Ambrogini nació en Montepulciano el 14 de julio de 1454. A la edad de diez años, su padre, el notario Benedetto di Nanni murió asesinado por venganza. Cuatro años después, se mudó a Florencia, donde comenzaron a llamarlo por su apodo, Poliziano, del nombre latino de su ciudad natal (Mons Politianus).

Estudió con tutores ilustres como Landino, Calcondila, Argiropulo y, sobre todo, Ficino, y pronto destacó su talento particular cuando, todavía era estudiante, retomó la traducción del griego al latín de la “Ilíada” de Homero, que Carlo Marsuppini dejó sin terminar.

Su trabajo ejemplar llamó la atención de Lorenzo de ‘Medici quien, en 1473, lo recibió en su palacio como secretario privado y, en 1475, le confió la educación de su hijo Piero.

En el ambiente refinado y culto de la casa de los Medici y, sobre todo, en su inmensa biblioteca, Poliziano encuentro su hábitat ideal y, en su tiempo libre, comienzo a dedicarse a la producción literaria.

A partir de estos años hay elegías, epigramas y odas en latín y griego, el pequeño poema “Sylva in scabiem”, así como las famosas “Habitaciones iniciadas para la justa del magnífico Giuliano de Piero de ‘Medici”, una obra que, sin embargo, se completó después del asesinato del protagonista de la conspiración Pazzi, en 1478.

El triste evento, que esta narrado por él en latín en el comentario de “Conjurationis pactianae años 1478”, seguido de la guerra, así como las diferencias de opinión con la esposa de Lorenzo sobre la educación de su hijo, llevaron a Poliziano a abandonar la casa del Medici y la misma Florencia.

En Mantua, donde encuentra hospitalidad con el cardenal Gonzaga, compuso la “Fabula di Orfeo” y entró en contacto con los humanistas venecianos. Pero en 1480, Lorenzo lo llamo a Florencia, quien, declaro tener en él al “príncipe de la cultura”, le ofreció la cátedra de elocuencia latina y griega en el estudio florentino.

A esta fase pertenecen las “Prolusiones”, relacionadas con las lecciones de griego y latín, los ensayos críticos sobre los clásicos latinos y griegos “Miscelánea”, las “Epístolas”, las “Odae” y las elegías, entre las cuales se encuentra la famosa “Epicedio in morte di Albiera” por la prematura desaparición de la joven noble florentina Albiera degli Albizzi. El tema subyacente de sus obras fue el rigor interpretativo y el intento de interpenetración en los autores clásicos. Su poesía latina se desarrolló en un aura mitológica.

Su lirismo gracioso y su altura expresiva, lo colocaron entre los máximos exponentes de la poesía humanista del siglo XV. El eco de su inmensa cultura fue hacer de Florencia la capital del humanismo y la cuna de la escuela filológica italiana, así como atraer a escritores y artistas de toda Europa a la ciudad.

Angelo Poliziano murió en Florencia, el 29 de septiembre de 1494, con solo 40 años.

Entre las otras obras de Poliziano recordamos La epistola a Federico d’Aragona (1475-76), que la escribió en nombre de Lorenzo al rey de Nápoles y con la que anticipó la literatura vernácula, El manual de Epicteto (1479), Las historias de Herodes (1487), Las cuatro sylvae, Manto (1482), Rusticus (1483), Ambra (1485) y Nutricia (1486).